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Las jícaras pueden tener innumerables usos cotidianos, pueden servir como cucharas, recipientes para transportar semillas, recipiente para transportar líquidos (cantimplora), almacén para guardar grandes cantidades de agua, contenedores para balanza de pesar o jaula de perico.
Las jícaras, antes de ser cortadas, cuando son guajes, tienen usos ceremoniales. Por ejemplo, los peyoteros los usan para transportar el agua sagrada que obtienen en Wirikuta, durante sus peregrinaciones. Los mara’akate (plural de mara’akame) usan una jícara verrugosa en la que transportan el tabaco sagrado (macuche) para las ceremonias. Este guaje tiene un gran valor místico y sólo lo pueden usar los peyoteros, nadie más.
Ya en forma de jícara, cortadas, talladas y decoradas, los guajes (las jícaras) sirven para presentar en ellos las ofrendas a los dioses. En las jícaras se colocan las ofrendas para que los dioses las beban y, con ellas, beban las plegarias y los regalos que se les ofrecen. Los jicareros son los encargados de dar a beber a los dioses los dones, las plegarias. En la superficie de las jícaras ceremoniales se dibuja la deidad a quien se hace la ofrenda en cumplimiento de una petición.
Las jícaras también se usan en las ceremonias de curación.